domingo, 20 de febrero de 2011

Existencial





La existencia viene en ráfagas dispersas y efímeras, como las chispas de un encendedor sin gas. La existencia del ser reside en la consciencia y la memoria del individuo, y se hunde en el ocaso de la nada al entrar en la automatización cotidiana. Son pulsos vitales, son situaciones concretas en las que más que energía vital, se emana voluntad vital, cuando se está seguro de la existencia propia. La masa corpórea está allí, camina, respira y come, pero el ser, la esencia del ser pareciera morir y resucitar infinitas veces, en espacios atemporales y que trascienden la consciencia ordinaria, puesto que al cuestionarse se adquiere consciencia del propio ser, y se es. Por lo tanto se existe.

Son tan sólo chispazos de vitalidad, que parecen no encontrar suficiente gas como para poder trascender y formar una llama

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